Este fin de semana me he pasado por el nuevo restaurante de Paco Roncero, discípulo de Ferrán Adriá. En su nuevo proyecto después de su etapa como Jefe de cocina del Casino de Madrid ha creado un espacio vanguardista donde ofrece una experiencia diferente a partir de las tapas tradicionales “de toda la vida”.

En el local, al igual que en sus creaciones, se mezclan innovación y tradición, con una decoración moderna a partir de elementos clásicos como son las peinetas, que cubren una parte importante de techo y pared.

La comida en sí misma es un interesante ejercicio de creatividad aplicada a la cocina, ya sea con la deconstrucción a partir de recetas tradicionales como la tortilla española siglo XXI que se toma con cuchara o el vanguardista bocata de chorizo cuyo aspecto exterior no recuerda nada al original salvo en su intenso sabor. En cualquiera de los casos, la presentación de los platos es una parte esencial de la experiencia que se nos ofrece, ya sea en las tapas reinventadas o en las más tradicionales como los buñuelos de bacalao.

El servicio, algo lento, probablemente influenciado por la reciente aprtura y la gran afluencia de clientes, es de esperar que vaya mejorando, aunque la atención y profesionalidad del equipo humano queda fuera de toda duda.

No vendría nada mal una versión de la carta en inglés, dada la ubicación del restaurante en pleno triángulo del arte en la Plaza de Neptuno de Madrid, con el consiguiente tránsito de turistas extranjeros.

En definitiva, una experiencia gastronómica muy recomendable con una buena relación calidad-precio y una extensa y variada carta de tapas que invita a descubrir cada uno de los platos en próximas visitas.

Estado Puro: creatividad, innovación y calidad a buen precio